miércoles, 25 de abril de 2012

Antonio Ruiz Soler

Bailarín y coreógrafo español, más conocido como "Antonio" o "Antonio el Bailarín". Desde pequeño mostró su vocación artística al bailar al son de un organillero por las calles de Sevilla, lo que hacía que regresara a su casa con los bolsillos llenos de monedas. Estudió baile flamenco con Realito y danza clásica con Ángel Pericet.
En 1928 hizo su primera actuación en público y formó pareja con Rosario durante más de quince años; fueron conocidos con el nombre de Chavalillos sevillanos. Sus primeras actuaciones tuvieron lugar en Sevilla, y fueron contratados en 1928 para bailar en la Exposición Internacional de Lieja (Bélgica), y en 1929 para la Exposición Mundial de Sevilla. Antonio continuó sus estudios con los maestros Otero, Pericet y Frasquillo, a la vez que su popularidad iba creciendo. Su primera gran consagración le llegó con su representación para Alfonso XIII y Victoria Eugenia.

En octubre de 1936, Antonio y Rosario actuaban en el sur de Francia cuando tuvieron noticias del comienzo de la Guerra Civil Española, por lo que decidieron no regresar a España y embarcar rumbo a Argentina en febrero de 1937. Desde allí emprendieron una gira por toda Sudamérica con un espectáculo de Carmen Amaya, y continuaron posteriormente sus actuaciones con Rosario y su pequeña compañía. Finalizada la contienda española, el grupo desembarcó en Nueva York, donde el bailarín se reencontró, después de cinco años, con su madre y hermana.

Comenzó en Estados Unidos su carrera cinematográfica con las películas Ziegfield Girls, Sing Another Song, Hollywood Canteen y Panamerican. Debutó como coreógrafo en un espectáculo del Carnegie Hall de Nueva York, con el ballet Corpus Christi en Sevilla (Albéniz, 1943). En 1946, por su parte, estrenó el Zapateado de Sarasate, en el teatro Bellas Artes de México, y en 1953 creó su propia compañía de ballet. Su gran habilidad en la interpretación de bailes flamencos le hizo famoso internacionalmente.

Después de largas giras por los Estados Unidos y Centroamérica, Antonio decidió volver a España en 1949 para el rodaje cinematográfico de las películas José María el Tempranillo y Niebla y Sol, de José María Forqué. Pronto comenzó a ser conocido en toda Europa y a relacionarse con los principales bailarines y coreógrafos de la época. Así, en 1952, Léonide Massine le ofreció en Milán el papel del Molinero en El Sombrero de Tres Picos, que Antonio aceptaba siempre y cuando el papel de la Molinera no se le diera a Rosario, con quien había roto sus relaciones ese mismo año; finalmente el papel lo hizo Mariemma.



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